viernes, 22 de mayo de 2015

LA MIGRACIÓN DEL FLAMENCO

Esta popular ave de aspecto inconfundible destaca por su gran tamaño y sus largas patas y cuello. Cuerpo, cuello y cabeza exhiben una coloración blanquecina con tonos rosados, mientras que las plumas coberteras presentan un intenso rosa carmesí; sin embargo, las plumas de vuelo son de color negro. En reposo, estas plumas negras aparecen ocultas bajo las coberteras y las largas plumas escapulares. El pico, curvado hacia la mitad de su longitud casi en ángulo recto, es también de color rosa, salvo en el extremo terminal, donde se torna negro. Las patas lucen asimismo tonos rosados. En vuelo presenta una silueta muy estilizada en la que mantiene el largo cuello y las patas estirados.

Flamenco común  (Phoenicopterus roseus)
Es una especie parcialmente migratoria, que ejecuta movimientos dispersivos de nomadeo que reúnen a ejemplares procedentes de distintas colonias de cría. Por lo general, tras el periodo de reproducción, gran parte de los individuos se dispersa por distintos humedales ibéricos, del norte de África e incluso del Mediterráneo oriental. Aunque pueda haber intercambios entre ellas, parecen distinguirse bien dos poblaciones en torno al Mediterráneo. Por un lado, la del Mediterráneo occidental, formada por los flamencos que crían en España, Francia, Italia y norte de África, cuyos individuos no suelen avanzar más allá de Italia hacia el este y llegan por el sur hasta el Banc d’Arguin, en Mauritania. Y por otro, la población oriental, cuyos individuos parecen desplazarse a mayores distancias, pues pueden alcanzar la zona del golfo Pérsico y llegar, incluso, al sub-continente indio, donde se relacionan con las poblaciones asiáticas.

Respecto al hábitat, requiere de amplias superficies de aguas poco profundas, como lagunas costeras, marismas, salinas o grandes lagunas endorreicas, por lo general con un marcado carácter salino o al menos salobre y, a menudo, sometidas también a regímenes temporales de inundación.

En relación con nuestro museo de ciencias, es importante ya que tenemos ejemplares en perfecto estado de conservación.


Artículo realizado por Francisco José Rodríguez

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